miércoles, 15 de febrero de 2012

Punta Arenas - Ushuaia (Final)


Navegamos un canal Beagle muy tranquilo, pasamos isla Chair y terminamos acampando en una bahía chiquita pero muy linda, nos quedamos aquí porque éste era otro campamento que habían dejado los pescadores. A estas alturas del viaje el paisaje ya nos era más familiar, estábamos frente a la isla Gordon.

Ni bien llegamos escuchamos una dura pelea entre dos zorros, eran muy fuertes sus ladridos o gruñidos, estuvieron un buen rato así, hasta que se perdieron en el espeso bosque.

Mientras Javier y Fernando salieron a recorrer el lugar para conseguir agua dulce, yo me quedé con Sebastián pescando, gracias a que Javier había llevado su equipo de pesca. Después de un rato picó un róbalo, fue muy divertido sacar ese pescado del agua. Como teníamos suficiente comida no hacía falta sacrificarlo, así que le sacamos el anzuelo y lo devolvimos al canal.



CENANDO CON CHORROS DE BALLENAS

Estábamos cenando temprano unos fideos con hongos secos, y teníamos en frente una vista de las más formidables, chorros de ballenas que se elevaban muy altos y quedaban como suspendidos en el aire, dándole un efecto mágico al Beagle.
Fue una cena increíble, la naturaleza nos regalaba una velada con honores, estábamos ahí en un lugar lejos de la civilización, alimentándonos y observando el baile de esas ballenas. Fue algo vivido con mucha naturalidad por el Yamana, no hace mucho...
Era éste un espectáculo sólo para nosotros cuatro. Nunca nos dejamos de sorprender, por más que esto duró casi toda la tarde y parte de la noche.

La mañana siguiente fue espectacular, un día hermoso. Hace rato no despertábamos con tanta luz, así que salimos al agua con muy buen ánimo.
Yo por lo general, me separaba al principio del grupo, era algo instintivo en mí, es como que necesitaba navegar solitarimente para encontrarme en este viaje, siempre se daba de la misma forma.
 Somos seres individuales...siempre hay una sintonía interna, que primero debe encontrarse, para luego integrarse al resto.
Aquí en esta mañana, seguíamos viendo los chorros de ballena y yo no podia dejar de apuntar mi proa hacia el chorro mas próximo, había un fuerte deseo de vivir una experiencia intensa, algo que me marcara por dentro,  estaba en busca de una vivencia inolvidable.


 LAS MINKE Y LOS KAYAKISTAS


Pongo el título y me embarga una gran emoción, es algo que no se puede describir, algo que quedará en nuestras almas, no se puede definir, fue una comunión entre ellas y nosotros, conformamos una sola flota esa mañana. Fue una cosa tan pero tan impactante, navegar en ese silencio, cerca de animales tan grandes.


Las encontramos después de una hora de viaje. Nos deleitamos con estos cetáceos que son los más chicos pero que llegan a medir 9 metros, un animal increíble.
Creo que nos comunicamos de una forma muy especial, yo sé que ese día ellas estaban tan asombradas y felices como nosotros... tuve la sensación muy dentro de que navegábamos todos como seres vivos en la misma sincronicidad, el disfrutar del lugar...


Entramos muy de a poco a ganar la confianza necesaria para arrimarnos cada vez más, hasta que pasado un tiempo nos encontramos navegando a la par.
Emergían  a dos metros de nuestros kayaks, nunca teníamos la certeza por donde iban a aparacer... ; cada tanto nos pegamos unos tremendos sustos cuando resoplaban de golpe a nuestro lado. Esto le pasó a Sebastián,  que venía aconsejando a Fernando que se relajara y viva el momento..,  cuando le salió una bien al costado del kayak, que lo hizo temblar del miedo. Esto provocó una sola carcajada, al ver que al consejero le salió el tiro por la culata.



Si tuviera que responder qué fue lo más lindo del viaje, debo decir que éste fue el momento cúlmine. Jamás esperé vivir este tipo de experiencia, sabía que encontraría grandes glaciares y que aquello sería de lo más bello que podría ver, pero el viaje tenía este bonus extra, que supimos apreciarlo en toda su magnitud y quedará marcado por siempre en cada uno...
  Quizás el día de mañana alguno tenga la suerte de repetir esto, pero serán otras sensaciones, ni mejores ni peores, sólo será otra vivencia y otros sentimientos. Esa mañana quedamos prendidos de su aleta dorsal y todavía no nos podemos desprender de ese momento único. 


Seguimos navegando después de un buen rato de estar acompañados, cuando ya fue suficiente para ambos, nos separamos.
Ellas, canal adentro; nosotros fuimos en busca de una playa para tomar unos mates.

MI RINCON MARICON

Después de semejante experiencia se me abrió el portal emocional.Y fue aquí donde mientras los otros estaban de ronda de mate, se me ocurrió ir en busca de unas conchas de mejillón, unas tiras de sargazos y unas flores que había por ahí cerca; y me dispuse a armar un corazón con el nombre de Lara, mi hija, subrayado con flores.
Expedicionarios del siglo pasado llegaban a ver esto y les provocaría vómitos y convulsiones por lo que estarían presenciando.

Entre expedicionario y padre, de más está decir que soy primero padre y que lejos estoy de vivir de expedición en expedición.
Por eso mis hijos estaban siempre presentes, y esto era un mensaje no sólo para mi princesa, si no también para mi negro, que en ese momento se estaba mudando a Córdoba para dar inicio a una nueva vida universitaria, mientras que Agustín quedaba solo por la partida del hermano.

Uno no puede estar al margen de estos fuertes sentimientos, por más que se esté en plena travesía. Se tratan de dejar un poco de lado para dar lugar sólo al singular ser aventurero, pero es imposible desconectarse por completo de los seres queridos.


Después de dejar la playa adornada, seguimos viaje al este, estábamos muy motivados por el encuentro con las ballenas, así que sólo quedaba remar y remar hasta que aparezcan de a uno los glaciares. Estos habían sido la vedette del viaje hasta que terminamos remando con ballenas.
Pasamos el fiordo Pía y ya estábamos prácticamente en el freezer del Beagle; previo a esto pasamos a ver una hermosa cascadita sobre una pequeña bahía escondida.




HIELOS MILENARIOS

Llegamos a los glaciares, el primero fue el ventisquero Romanche, colgado sobre una piedra blanca, con una cascada imponente, esto sencillamente era de una belleza perfecta.



"Achalai my brother, se nos cae encima" 


Nos acercamos a la bahía y quedamos al pie del glaciar, estábamos tomando unas fotos cuando de repente se escuchó un fuertísimo estruendo. Se estaba desprendiendo un pedazo importante de hielo, nos faltaba tracción para salir lo más rápido y lejos de ese lugar. Sólo quedó Javier que, según su teoría, entre quedarse ahí y hacer diez metros el resultado sería el mismo.
Por suerte el hielo se empezó a desintegrar en pequeños pedazos contra las piedras, estos pedazos cuando llegaron al agua no repercutieron en nada, el ruido fue muy fuerte, y el susto que provocó eso fue muy grande.


El siguiente ventisquero sería el Alemania, éste estaba un poco más adentro, y si bien se podía apreciar desde el agua, no fue tan impactante como el Romanche. Con el Ventisquero Francia pasó lo mismo, el primero de todos fue por lejos el mejor.

VENTISQUERO ITALIA

A éste último lo separo del resto, por tener la particularidad de caer directamente al mar. La imagen es imponente, magnífica.
Cerca de estos hielos el aire se siente muy frío, y el agua se torna de un color turquesa. Es un lugar espectacular para llegar en nuestros silenciosos kayaks, ya que son templos naturales, y la mejor forma de llegar es en la misma paz que la energía del lugar transmite.


Después de una jornada exquisita fuimos en busca de nuestro lugar para descansar; éste sería Caleta Olla.  Como no podía ser de otra manera, éste era un hermoso lugar que usaban los barquitos o veleros para fondear. Aquí encontramos dos barquitos de pesca artesanal y otro que estaba en esa zona haciendo un relevamiento de algas para un estudio en un centro de Nueva York.
Aquí nos quedábamos, la distancia total recorrida ese día sería de casi 51 kilómetros, la jornada más larga de remo de todo este viaje. Costó dormirse de tanto repasar en nuestras mentes, las imágenes de las ballenas y de los glaciares.


 PUNTA YAMANA

Al siguiente día de navegación pensábamos pasar a saludar a la familia que se encontraba destinada en Punta Yámana y seguiríamos viaje.

Ni bien salimos de la caleta se hizo sentir el viento, estábamos tan resguardados que no lo habíamos percibido en toda la noche. Fue así que navegamos con un viento molesto pero no tan complicado para kayakear.
Para cuando llegamos a la Alcaldía de Punta Yámana la intensidad del viento se había incrementado. Habíamos hecho 8 kilómetros cuando nos recibió en el muelle Hans, el Alcalde del puesto, nos indicó donde dejar los kayaks y nos hizo pasar a su casa. No alcanzamos a bajar de los kayaks cuando apareció Karin, su esposa, que ya venía conversando a la distancia.

Como no podía ser de otra manera, en esta Alcaldía también nos esperaba un plato de lentejas muy rico; en su casa estaban sus hijos Martincito y su hija Joyce, ellos estaban felices de recibirnos y nosotros contentos de sentir ese genuino afecto.

Después de comer, miramos por la ventana y la cosa se estaba poniendo más fea, así que decidimos quedarnos un rato más para ver si aflojaba. Nos acordamos de que en la Alcaldía de Timbales nos habían comentado de que en este puesto no tenían agua, a causa de una rotura de la bomba. Así que indagamos y ofrecimos un intento de repararación del vaso del filtro que se había roto producto de la presión. Javier y Fernando metieron mano y trataron de repararlo con la fibra de vidrio que teníamos para eventuales roturas en los kayaks.


 La rotura fue reparada, pero la presión de la bomba era tal que rompió otra pieza de plástico, lamentablemente no se pudo dejar funcionando el agua como hubiésemos querido.


Esta familia nos preparó la "sopaipilla", nuestra torta frita. Ya estábamos entregados, ese día no remaríamos más, preferimos quedarnos con este maravillosa gente. Esto era parte del mismo viaje, un viaje donde se enlazaban ballenas, glaciares y gente que nos acogió y que nunca jamás olvidaremos.

Desde la ventana veíamos el escaso tráfico marítimo que pasaba frente a nosotros como en una avenida principal.


Dormimos a 200 metros del lugar en caleta Sonia, pero estuvimos todo el día en la Alcaldía que era el hogar de esta familia, que además estaba compuesta por Yámana, su perra, y una gata enrolada en la Armada Chilena que había estado prestando servicio anteriormente en las islas Wollaston, cazando ratas, y ahora estaba "designada" a cumplir tareas de acompañamiento para con esta familia de Punta Yámana.



Estábamos en la recta final de nuestro viaje, nos levantamos y salimos muy tranquilos y relajados, sabíamos que ese día tendríamos viento fuerte pero ya daba igual, si al fin y al cabo siempre remamos con más o menos viento.
Lo único que hicimos para poder remar en estas condiciones fue adicionarle una hoja de timón a mi kayak, ya que esto podía hacer que mantenga mejor el rumbo.

Los fuertes vientos se levantaron ni bien llegamos a la bahía Yendegaia, así que cruzamos todos muy juntos. Para la mitad del cruce ya se había puesto muy movido, había que estar atento a esas olas que nos reventaban de atrás.
En esta condición llegamos al Hito 24 que marca el límite fronterizo entre Chile y Argentina. Hasta aquí llegamos y eventualmente cruzamos forzadamente al lado argentino, y bajamos como pudimos sobre una entrada muy pequeña, armamos un último campamento sobre un sitio que no nos proveía de agua dulce y nosotros apenas si teníamos una reserva. 

 Estábamos tan cerca. Ya podíamos ver el aeropuerto, si no fuera porque teníamos que hacer migraciones en Navarino, podríamos haber llegado ese mismo día a Ushuaia, estábamos a tan sólo dos horas.

Nuestra elección fue terminar este viaje lo más prolijo posible, después de nosotros seguramente habrá más kayakistas remando esta ruta, por eso las puertas deben seguir abierta a los próximos, pero tener nuestro punto final a escasos kilómetros invitaba a pasar sin papeles, y después ver cómo solucionar el embrollo.

UN FINAL INESPERADO


Estábamos en la línea fronteriza y nos comunicamos con Diana Méndez. Todos sabíamos que estaba pronosticado muy mal clima por lo menos en el término de los siguientes tres días; de esta forma era imposible el cruce en kayak hasta Navarino. Analizando esta situación acordamos con Diana que ella nos pasaría a buscar al otro día con un semirrígido para cruzarnos a hacer migraciones en la isla de enfrente.

 Así que hicimos noche allí y esperamos que nos pasen a buscar al otro día muy temprano. El semirrígido apareció a las 05:00am con Diana y Fredy a bordo. Fue lindo verlos, dejamos el campamento armado, ya que la idea era volver al lugar para terminar lo que quedaba de nuestro viaje.

Gracias Diana una vez más, por estar con nosotros en este proyecto y brindarte al 100%. Pareciera que no alcanzarán jamás las palabras para hablar del agradecimiento que todos tenemos. Tal vez la mejor forma de hacerte un pequeño homenaje aquí, es dejar traslucir la clase de ser humano que sos, en tus propias palabras, que hablan por sí solas:

"a mí me encanta la aventura, y a pesar de que no reme siento que puse un granito de arena para que ellos concreten su sueño. Es lindo luchar por nuestros propios sueños,
 pero es muy bueno poder hacer alguito por los sueños de los demás también,
me da la misma o más felicidad, por lo menos a mí me pasa eso,  y eso me hace súper súper feliz, porque compartí aunque sea el último instante de esta aventura, con mucha adrenalina y emoción,  así que nada que agradecer, es al contrario!, yo agradezco que ellos hayan confiado en mí...(Diana)

El cruce en semirrígido fue tranquilo, pero el motor parecía pinchado, así que llegamos después de casi 50 minutos a la Alcaldía de Puerto Navarino.


Desembarcamos en el lugar y fuimos atendidos amablemente por la gente del lugar, tomaron nuestros papeles y lo llevaron en vehículo hasta Puerto Williams, a más o menos 60 kilómetros de distancia.
Como a las 16:00 estaba todo en orden para volver, pero el temporal ya se había desatado y había puerto cerrado en Ushuaia, debíamos esperar hasta última hora con la esperanza de que amaine el viento.

El clima nunca mejoró, por lo que tuvimos que pasar la noche en la Alcaldía y salir ni bien asomara la luz del día, con destino final Ushuaia, ya que por cuestiones de seguridad no era posible que nos lleven hasta el lugar donde estaban nuestros kayaks.

Llegar a Ushuaia arriba de un semirrígido me dejaba un sabor amargo. Nunca me imaginé terminar mi travesía sin mi kayak, pero esto automáticamente se revertió cuando las vi a ellas. Mis amores me fueron a buscar y al verlas me di cuenta de que ya nada importaba, estábamos de vuelta juntos y era aquí donde mi viaje finalizaba.

25 kilómetros separaban el campamento de Ushuaia, no le encontraba el sentido de volver en kayak, cuando había vuelto de todas formas a Ushuaia. Cuestiones migratorias cambiaron todos los planes y sobre esto poco podía hacer, tampoco empañó en nada todo lo vivido, cumplí con mi deseo y el viaje ya estaba cerrado.

Siempre pensé que el objetivo era algo fuera de uno, por más que uno lo fijaba.  El ego alguna vez me dejó ver que las cosas no son enteras o plenas si un objetivo no ha sido cumplido. Como si cada cosa que uno encara tiene vida por sí sola, y escapa a nuestro control.

Al llegar, mi espíritu me habló y pude escucharlo sin ego de por medio. Lo que yo había ido a buscar lo encontré. Me sentí lleno. Sentí plenitud. Sentí que había concretado. Sentí que había llegado. No pasa por los kilómetros. No pasa por lo que los otros ven o lo que deseamos mostrar. Pasa por saber si lo que querías conocer, lo encontraste. Y yo lo encontré. Y se va a quedar conmigo por siempre.


Al otro día iríamos en busca de los kayaks, Fernando y Javier llegarían remando por el amor a su institución ECODEPORTES, donde se habían prometido terminar el viaje. Yo ya estaba en casa disfrutando la familia, y recibiendo a Justine y Barry que llegaron el mismo día, desde la otra costa de la Tierra del Fuego.


AGRADECIMIENTO

Este espacio lo quiero reservar para el eterno agradecimiento a Sebastián Cortizo, Javier Siede y Fernando Encinas. Gracias a ustedes pude cumplir con mi viaje, que era un sueño eternamente anhelado como kayakista de travesía. Estuve acompañado 18 días por los mejores kayakistas que uno puede tener en un viaje de esta magnitud, y por gente de una gran calidad humana, que se brindó en equipo de una manera formidable.
Sentí que nos cuidamos mucho y supimos aguantar temporales en distintas situaciones, sin ustedes este viaje no hubiese sido lo maravilloso que fue.
Espero que cada uno haya encontrado lo que fue a buscar por sí mismo, el kayak alguna vez nos juntó por ahí y esto permitió hacernos amigos.

Luego, un muy buen equipo, que iría tras los  PASOS DEL BEAGLE !





FINAL
Marcelo Rosado





lunes, 13 de febrero de 2012

Punta Arenas - Ushuaia (Brecknock) 4ta.parte

ISLA AGUIRRE


La isla Aguirre fue un lugar anhelado ya hacía varios días. Por fin habíamos llegado, esto hacía pensar que ya no tendríamos que luchar en contra del viento, entrábamos en otra etapa de la travesía, el Cockburn ya era historia.

Llegamos con buen tiempo, es decir, increíblemente no estaba lloviendo. Ideal para dejar nuestras cosas arriba de las piedras, así al menos mínimamente secarían un poco.
Una vez acomodados repasamos brevemente la jornada y evaluamos lo bueno y lo malo de la flota. Esto era necesario para encarar otras dificultades que podrían aparecer en el agua en los próximos días.


UN MERECIDO BAÑO
Plantamos nuestro campamento sobre el canal Ocasión, y vimos aquí un barquito reparando balizas.
Hace tiempo no teníamos contacto visual con gente, si bien estaban lejos, se podían ver sus siluetas sobre la cubierta. Ellos, imagino, igual nos vieron,pero no mantuvimos ningún tipo de contacto, sólo esperábamos una señal de reojo.En nuestro deseo por otro tipo de comida nos imaginábamos que dentro de ese barco habría un lindo banquete gastrónomico, queríamos abordarlo e ir por el preciado botín que sólo estaba en nuestras cabezas...


La elección del lugar fue dejada una vez más en manos de Fernando, quien siempre bajaba primero y analizaba lo bueno y malo del lugar.Como claro aspecto positivo, éste lugar particularmente tenía un río muy lindo. Esta bajada de agua dulce además de proveernos de líquido, nos sirvió esa tarde para pegarnos un buen baño después de nueve hermosos días acompañados por nuestra fragancia natural.
 Fernando dió el puntapie y se metió sobre un bajo remanso del río. La operación consistía en meterse en bolas de una, salir, enjabonarse y volver a entrar para enjuagarse. Una buena lavada de "canaleta" le hizo muy bien al espíritu ese trabajoso día.


A la mañana siguiente seguimos el canal Ocasión hasta el final de la isla Aguirre, enfrentamos por última vez el viento en contra del oeste. Al ser éste uno de los últimos encuentros, ya no representaba un problema. Todo se remitió a remar duro hasta llegar al final del seno Término y luego encauzar el canal Brecknock, éste ya lo hicimos con un lindo viento de través, pero que nos ayudaba mucho a encarar el sur.

VUELCO Y ROLL

Tanto nos ayudaba el viento que invitaba a jugar, las barrenadas se hicieron comunes a partir de aquí. Javier era el más entusiasta.  En una de éstas, por algún descuido el volcó y resolvió perfectamente con el roll. Lo más rescatable aparte de asistirse por sí solo, fue que la técnica fue empleada desde el lado más débil para un diestro. Esto confirmaba el buen trabajo previo que se había efectuado para encarar este tipo de viaje, el vuelco no tuvo mayor repercusión en la jornada, al haber sido resuelto eficazmente por Javier.

El viento permanente nos hacía viajar velozmente, esto era la contracara de lo que habíamos vivido en Cockburn, por momentos aún nos costaba creer que había dejado atrás ese canal.


FERNANDO DE "MAGALLANES" 

"Le erramos hay que volver" (Fernando)

Al dejar atrás el seno Término encaramos los islotes Nelson. Aquí nos confundimos con el GPS y encaramos hacia la isla Gabriel, cuando en realidad deberíamos haber seguido el canal Brecknock.

Una vez que estábamos llegando a la isla Gabriel, Fernando nos gritó que había que volver, ya que estábamos fuera de la ruta marcada, esto implicaba encarar hacia el norte y dar vuelta la isla Georgina, algo muy difícil, ya que teníamos que lidiar con un viento de costado muy fuerte que levantaba rachas peligrosas, y a la vez aportaba mucho desgaste físico a la maniobra.

Una vez tras la isla deliberábamos qué hacer, hasta que pudimos ver en nuestras cartas que, las islas Georgina y Clementina estaban divididas por un insignificante canal, que era lo más parecido a un río.

Asi que ahí nomás sobre la marcha Fernando tomó la punta y encaró en busca de la entrada. Efectivamente era viable el paso angosto, una vez adentro nos sirvió para resguardarnos del viento; este río salado era bajo y tuvimos que portear dos veces los kayaks.

Salimos de ahí y nos encontramos con unos hermosos islotes de piedras. Increíblemente había salido el sol y le imprimía al paisaje más belleza aún.

Hacia el sur la inmensidad del Océano Pacífico; al noreste la isla Basket, hacia allá encaramos. 
Había movimiento de mar que nos amacaba desde el sur, también en el cruce tuvimos algunas rachas imprevistas de viento que levantaban el spray, y nos obligaban a planchar el agua con nuestros remos.

Después de un buen período de remo pudimos doblar la punta de isla Basket llamada Cádiz, estábamos de vuelta en el canal Brecknock, cansados pero contentos de haber resuelto el error. Elegimos entonces cruzarnos a la costa de enfrente sobre isla Brecknock.

"Allá hay una carpa debe ser de la alemana" (Fernando)

Efectivamente al frente en Basket estaba el campamento de Freya, vimos a la distancia una carpa de color roja y algo blanco que sería su kayak. Lo miramos desde lejos,  nadie tenía el ánimo de cruzar a saludar a la solitaria kayakista, ya que estábamos cansados, a ella no le gustaba recibir visitas y nuestra barrera del idioma no nos hubiese permitido una comunicación efectiva, así que seguimos con nuestro rumbo que sería la costa oriental de la isla Brecnock.
Aquí hicimos un lindo campamento, había vestigios de que lo usaban los pescadores artesanales en épocas de faenas. Ese día hicimos un total de 43 kilómetros, hasta el momento era lo máximo viajado en todo el trayecto.

 Isla Brecknock
Campamento de pescadores usurpado

Costó dejar el lugar, hace rato no teníamos la suerte de acampar en un sitio agradable, pero estábamos tan embalados con lo efectuado el día anterior, que queríamos seguir en esa racha. Una vez desarmado el campamento nos subimos a nuestros kayaks y salimos con dirección a bahía Desolada. 

 Con el correr de las horas atravesar esta bahía se transformó en una navegación un tanto tediosa. No parecía terminar más, nos pasamos el día cruzando islas tras islas, hasta que cansados ya tarde terminamos buscando lugar para pernoctar en isla Hide. El lugar no era de los más lindos, nos pegaba de lleno el viento pero ya no teníamos alternativas, éste sería el lugar de descanso del día once; con una colonia de cormoranes muy ruidosos sobre unos acantilados. 

 Isla Smoke vista desde isla Hide


Al otro día, la misma rutina de desayunar siempre en una de las carpas y empezar muy tranquilos a levantar el campamento, cargar los kayaks, y moverlos de a uno hasta el agua.

Canal Ballenero

Arrancábamos remando muy suave hasta calentar el cuerpo, en este tramo de la travesía habíamos trazado una ruta siempre pegada a la línea de costa, pero rompimos con el derrotero y le apuntamos directamente a la isla del Medio. Un cruce tranquilo hasta llegar a la isla, después se levantaría el viento que nos acompañaría toda la jornada. Cuando llegamos a isla del Medio estábamos todos un poco agotados por el frío, hicimos una parada breve que no duró diez minutos y seguimos viaje. Quedarse un tiempo sin moverse hacía que el frío se hiciera sentir más agudamente.

Breve descanso en isla del Medio

El cruce de isla del Medio a la entrada del canal Pomar fue de muchísimo viento lo que provocó que el canal Ballenero se llenara de corderitos. Viajábamos muy rápido, mi kayak se cruzaba todo el tiempo, el timón servía de poco.
El fondo plano del Kodiak no era de los mejores diseños para este tipo de navegación, nos perdíamos entre las olas, entramos al canal Pomar despedidos por ese viento. A medida que nos acercábamos el oleaje se hacía más importante, producto de una zona baja que hay en el ingreso del Pomar. También fue como una especie de laberinto, ya que hay una serie de islas y rocas que hacen dificultoso dar bien con este canal. 
Una vez ingresados la calma volvió, ya estábamos resguardados del viento.

Canal Pomar
Ya en el Pomar recorrimos unos kilómetros más y empezamos a seleccionar el próximo acampe. No pasó mucho de esto cuando ya estábamos desembarcados en la isla O´Brien , la tarde nos regalaría un hermoso arco iris.



Ya se percibía en el ambiente la ansiedad de llegar a Timbales. Ahí se encuentra la Alcaldía de Mar o Puerto. Había gente, hace trece días no veíamos otras caras que no sean las nuestras.

 Todos los días nos comunicábamos con Moni via mensajes o llamada desde el satelital para que nos pase el pronóstico y para darle nuestras novedades. Ella debía informar a la Armada de Chile sobre nuestro estado diariamente. Esta comunicación era importantísima, era nuestra conexión con el mundo que habíamos dejado atrás. Ayudaba mucho saber tanto de ellos como ellos de nosotros. Fue en O´Brien cuando Moni nos dijo que estábamos siendo esperados por la familia que estaba apostada en este control del ingreso occidental del canal de Beagle.

Por la ansiedad que provocó esta noticia, al otro día entramos al agua temprano esperando llegar pronto a Timbales. No sabíamos muy bien su ubicación, suponíamos que estaba dentro de la isla más grande del grupo Timbales. Por ello dentro del canal Pomar intentamos tomar contacto con ellos vía VHF pero no tuvimos respuesta, así que seguimos hacia el este buscando cada tanto nuevamente esa comunicación.


  • "Atento Timbales para kayaks." (Marcelo)


  • "Aquí Timbales, al canal 14 por favor." (José)


  • "Buenos días me podrían dar su ubicación." (Marcelo)


  • "Si como no, pasando seno Ventisquero al frente de Timbal grande." (José)


  • "Se encuentra sobre Tierra del Fuego?." (Marcelo)


  • Afirmativo, sobre Tierra del Fuego. (José)

Todos pegamos unos terribles gritos, lo más parecido a un sapucai. No teníamos que ir en busca de ningún islote, nos mantendríamos sobre la costa norte, y llegaríamos a una casa con calefacción para secar ropa. Quizás hasta nos permitirían pegarnos un baño y, soñando un poco más, un suculento plato de comida !!

Estábamos a una hora del "paraíso", era grande nuestra alegría. Esto significaba también entrar a nuestro Beagle, ya estábamos más cerca de nuestros hogares, sólo 180 kilómetros nos separaban de Ushuaia.

Ya con Timbales a la vista se nos acercó un velero Neozelandés. Les extrañaba ver kayaks navegando por esa zona, nos saludamos muy amablemente y seguimos nuestro rumbo.



TIMBALES


Llegamos a la Alcaldía de Mar de Timbales, fuimos recibidos muy bien en el muelle por José, las primeras palabras fueron de él; de que nos estaban esperando y que sabían de nosotros diariamente. 

Migraciones a Navarino, no hay alternativas


 Yo, después del saludo y de haber subido nuestros kayaks en el muelle le pregunté:

Ahí tenemos los papelitos de migraciones, te los damos ahora?

Y el me contestó que debía haber un error, ya que el no tenía la facultad de actuar como PDI  (Policía de Investigaciones) y que debíamos hacer este trámite de salida del país en Puerto Navarino!

Nos miramos entre todos y no podíamos creer lo que nos estaban comunicando. Suponiamos que sólo nos quedaban unos días para llegar a casa, y esto implicaba que nos debíamos desviar antes de llegar a mar argentino y cruzar 18 kilómetros de canal Beagle para llegar a isla Navarino. 
No estaba en los planes de nadie, no habíamos programado nuestro viaje así, era un cruce peligroso y sin sentido para nosotros, la noticia no había caído nada bien en el grupo.

Ahí nomás llamé a Moni y le conté esta situación para pedirle si podía interferir con la gente de Punta Arenas, probablemente entendimos mal o no nos supimos hacer entender. La realidad era que no podíamos evitar de ninguna manera hacer la salida del país chileno en Navarino,  la isla que se encuentra enfrente de Ushuaia.

Ahora quedaba ver como lo haríamos, existían dos alternativas, hacer el cruce desde punta Yámana que era el lugar más angosto del canal, con la contra de que si había viento nos daría de lleno sobre el margen de la isla Hoste. Y después nos quedaría atravesar la entrada al canal Murray, que cuando se pone feo se complica demasiado...

 Pero bueno ya habría tiempo para definir,  ahora ya estábamos al tanto de que nuestros planes habían sido cambiados por temas estrictamente migratorios.




 La otra sorpresa que nos tenía Timbales, era mucho más grata. Esta familia integrada por José, Nancy y sus dos hijos Nacho y Matías,  nos estaban esperando con un almuerzo. Carne de cerdo tipo estofado con unos fideos, esto era una delicia, no sabíamos por qué este recibimiento tan cálido, pero nos limitamos a preguntar y nos dedicamos a saborear esa comida sentados en una mesa.




Después del almuerzo vino la invitación a pegarnos una ducha, no lo podíamos creer. Una ducha era un lujo en esta travesía.

Así que fuimos pasando de a uno por el baño, se sentía muy bien oler a limpio. Después a tomar la merienda con pan casero. Y para terminar con el combo que nos tenían preparado en Timbales, dormimos en la casa.
Esto mejor no podría haber estado. No sabíamos cómo agradecer semejante hospitalidad.
Esto nos levantó muchísimo el ánimo, veníamos con las defensas un poco bajas de tanto luchar con las inclemencias adversas.

Al otro día se despertó la familia completa a despedirnos, Javi subió a uno de los chicos a su kayak para dar una vueltita, y Fernando como no encontraba más forma de agradecer se tiró un roll para que los chicos vean de qué se trataba la técnica.

Despedirnos de ellos fue muy emocionante, esta gente se había brindado muchísimo con nosotros, fue la caricia justa que nos hacía falta en este trayecto del viaje.
Cada uno partió en su kayak, separados y emocionados por encontrarnos con semejante gesto de calidad humana.


Marcelo 4ta. parte




viernes, 10 de febrero de 2012

Punta Arenas - Ushuaia (Cockburn) 3 parte

Por más que estábamos en una naturaleza salvaje y hostil, con el físico cansado, despues de quizás haber pasado por un fuerte stress, siempre estuvimos receptivos al momento que nos regalaría la jornada. Disfrutamos mucho  este tipo de cosas, sabíamos que se trataba de un viaje único, y por eso mismo nos deleitábamos con lo poco o mucho del día a día, esa conexión con el disfrute siempre estuvo presente.

Hombres mirando al sudeste

"OOH!...,OTRA VEZ ESTÁ LLOVIENDO!" (FERNANDO)




De aquí en más aparte de la lluvia, viento, neblina, debimos incluir los porteos de los kayaks, hacia arriba, encima de tremendas piedras resbaladizas por las algas.
 Esta maniobra se repetía cada vez que elegíamos un lugar para acampar y al otro día para volver al agua. Los kayaks estaban sumamente cargados y por demás pesados. Debíamos entre todos moverlos de a uno, uno en proa, otro en popa y los otros dos de cada lado del cockpit, muchas veces nos quedaba la duda de que a pesar que lo elevábamos sobre el terreno, nunca sabíamos realmente hasta dónde llegaría el agua.

 Producto de estas maniobras, el kayak de Fernando en este tramo sufrió un golpe en una piedra, la fibra se resintió, la reparación fue simple, con una cinta que soportó todo lo que quedaría de viaje.

No sólo los kayak corrían peligro de golpe, andar arriba de esas piedras resbaladizas, concentrados en hacer fuerza, podría provocar como mínimo una torcedura.., una lesión por mas mínima que sea, en esos lugares desolados podría ser un gran problema.


"EN ESTE VIAJE VIMOS MAS SENOS QUE EN TODA NUESTRA VIDA" (Marcelo)

En el cruce del seno Bluff tuvimos que esperar que baje la intensidad de las ráfagas de viento, nos quedamos detrás de un cabo refugiados del viento, tuvimos todo el tiempo del mundo, y hasta lo gastamos en una siesta al aire libre.
Hasta que apareció él, con toda ese elegancia, mostrando esa imponente envergadura: un cóndor que sobrevoló varias veces muy bajo por arriba de nosotros. Luego de esto dije: ésta es la señal, e invité a todos a cruzar. Mi teoría sin lógica se basaba más que nada en la inyección energética, de ver un bello ejemplar emblemático en la zona,  que nos hizo salir de nuestra agónica espera.



Tanto el seno Bluff como el seno Sargazo y seno Brujo los cruzamos con viento. Tratamos de esperar que aminoren, pero en menor o mayor medida las ráfagas siempre se levantaban en pleno cruce. Yo me compré un reloj con barómetro, al principio miraba mucho el gráfico indicativo, pero no tuve en cuenta que en Tierra del Fuego la presión atmosférica sube y baja de la nada, por eso mirar el reloj en medio de un cruce no era lo más conveniente para la psiquis.
Uno trata de no meterse en problemas pero la realidad es que quien programa una travesía por esta zona siempre va a quedar expuesto a imprevistos climáticos.

SENO BRUJO


Llegamos a este lugar después de seis días, y como bien dice la biblia en el séptimo día descansarás. Por eso nos tomamos un día más sin remar, no por ser ultra católicos, si no que estábamos cansados de la monotonía de la lluvia y de  los constantes vientos.



En nuestra jornada de descanso no salimos de la carpa en todo el día, el tiempo se ocupó en lectura y música, ya que Fernando se dio el gusto de traer su "ukelele". Además estábamos sobre un colchón de turba, lo que hacía más cómoda la estadía obligada en seno Brujo.

Nos hablábamos de una carpa a otra, la lluvia y el viento se hacían sentir muy fuerte dentro de nuestras carpas. Un varillazo en la cara despertó a Javier de una siesta, ese día sólo nos juntamos una vez todos, para comer en una sola carpa. Cuando se escuchaba un cierre de carpa era seguro que alguien salía y se aprovechaba la oportunidad para solicitarle algo de los kayaks... no estaba bueno mojarse en esa copiosa lluvia. Las comidas dentro de la carpa se tornaron habituales, por la prolongada lluvia.


Al día siguiente costó mucho tomar la decisión de salir, el clima había apenas mejorado, nuestros refugios nos mantenían dentro de todo cómodos, una carpa en un lugar así es lo que mejor se aprecia...

Entre carpa y carpa deliberábamos a los gritos qué hacer, hasta que tomamos coraje y decidimos salir ese día.
Dos días en ese lugar  podría ser hasta desalentador, así que empezamos muy lento a desarmar nuestras cosas y a vestirnos para navegar.

Un día más de viento con lluvia o lluvia con viento, según el que se presentara primero sabías qué esperar:

Teníamos por delante una jornada que estaba planeada para terminar en isla Aguirre. Esto sólo quedó en los planes, ya que el viento en contra nos despeinó las ganas de avanzar. Al pasar seno Chasco encaramos como para seguir, pero el viento dijo basta por hoy y regresamos en busca de una bahía pequeña, derrotados por la naturaleza, aceptamos el resultado como buenos fueguinos que entienden cuando es suficiente. 

Ya estábamos en el sector oriental de península Brecknock, el avance no había sido importante, pero al menos ese día ganamos en kilómetros igualmente. Queríamos salir cuánto antes del viento en contra y poder de una vez por todas escuchar las ráfagas por detrás de nuestros hombros... pero bueno todo era cuestión de paciencia, seguíamos proa al oeste, y cada día que pasaba, si bien avanzabámos, el costo físico era elevado.

EL SKUA

"ES EL TABANO DEL MAR" (FERNANDO)

Párrafo aparte se merece esta ave, que llamó muchísimo la atención, por la agresividad de su carácter. A los pobres cormoranes los tenían de hijos, los atacaban todo el tiempo tirándose desde el aire en picada, los cormoranes sólo atinaban a sumergirse para evitarlos, y salían varios metros más allá.
 A nosotros se nos posaban muy muy cerca de nuestras cabezas como desafiándonos, nunca me imaginé que el carácter de estos bichos fuera así de combativo. Supongo que son muy territoriales y eso los tiene todo el tiempo en guardia, me sobrevoló uno muy muy cerca, "nos miramos fijamente a los ojos, parecía que le salía espuma por el pico"..., sólo atiné a tocarlo con el remo, como para marcarle que estaba tan en guardia como él, y le grité: "Echá pa´tras malevo"; levantó vuelo amedrentado o bien se fué pensando: "pobre huevón, no da ni para un picotazo."



PUNTA CHASCO

La salida del seno Chasco fue tranquila, pasamos por adentro de una bahía cubiertos por una gran isla que nos protegía del Pacífico. Luego nos metimos en otra bahía más pequeña, pero igualmente resguardada. Hasta que llegamos ahí..., Punta Chasco, para mí lo más duro y difícil que viví en el viaje.

Aparte de lo ya incorporado,las fuertes rachas de viento y lluvia, nos encontrábamos con el mar abierto con grandes olas y mucho escarceo, por la costa que cae en picada e islas de rocas. Ni bien doblamos empezamos a trepar olas sólo para que cuando llegáramos al momento de llegar a la cima, nuestras proas fueran barridas por el viento. 
El avance era nulo prácticamente, el movimiento del mar se puso muy peligroso, debíamos salir de ahí como sea. Lo peor de esta parte fue que nos alejamos mucho uno de otro, no había comunicación en ese estruendo de olas y viento. La cosa estaba saliéndose de las manos, un vuelco ahí era un grave problema. 

Internamente, viendo que no podía llevar hacia adelante ese pesado bote de plástico, pensé en pegar la vuelta. Pero esto ocasionaría el dividirnos y poner más en riesgo todo.
Quedamos separados, cada uno en su tormenta; la consigna era salir de ahí cuánto antes y aguantar lo que viniera.
Yo veía por delante cómo los otros kayaks se ponían casi en vertical para ganar la ola. Arriba los esperaba el spray del agua, producto del viento que barría con todo lo que se aparecía, entre esa gran masa de agua. 
Javier se quedó conmigo atrás, y muy de a poco fuimos ganándole al temporal. Recién nos pudimos encontrar todos después de casi una hora detrás de una isla.
Ese día fue de mucho stress. Sabíamos de la fama de Brecknock y el Pacífico, pero no hay como vivirlo a flor de piel.

A punta Chasco le dedicamos el siguiente tema de la Renga como para ilustrar lo vivido ese día, un poco exagerada la letra pero encuadra bastante bien la situación:

"Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio, ahí donde dobla el viento y se cruzan los atajos. Al lado de él estaba la muerte, con una botella en la mano..."

Tomamos un descanso arriba de los kayaks, más que un descanso fue tomar coraje para seguir remando, ahí no nos podíamos quedar y volver para atrás era una locura...

Doblamos la isla y ahora nos disponíamos a navegar a Pacífico abierto. Tuvimos que atravesar un archipiélago de islitas que provocaban escarceos pero no ocasionaban mayor dificultad; después de estar dentro de un lavarropas ya nada era tan grave. 

El cruce se hizo largo. Fue muy lindo remar el Pacífico, era pintoresco y había luz, hacía rato que no veíamos un rayo de sol. 

Nuestro destino ya estaba dictado, isla Aguirre nos esperaba después de pasar el canal Ocasión.


Marcelo 3ra. Parte